sábado, 11 de abril de 2009

Enseñar a comer: ¡Qué tarea!


Desde hace apenas dos meses, tengo en mi casa una pequeña comensal que por el momento sólo se alimenta con leche. Cada tres horas se repite el mismo menú pero pareciera no molestarle porque lo toma con una emoción y gusto que pareciera es todo un manjar. ¡Seis meses de pura leche! ¡Qué aburrimiento! pero me emociona pensar que está preparando su estómago, su paladar y todos sus sentidos para lo que vendrá.
Sueño con que mi hija comparta con su madre el gusto por la comida, los sabores y el inmenso catálogo de placeres que puede darnos la buena mesa. Me gustaría decir que voy a enseñarla a cocinar -pero no soy muy buena en eso- así que me limitaré a enseñarla a comer y eso creo que es bastante.
Cuando me encuentro con una persona de esas que "no sabe comer" pienso: ¿pero qué le enseñaron en su casa por favor!??
Para mi "saber comer" es cultura, es aventura, es compartir, es aprender, es disfrutar de lo nuevo, de lo desconocido y de lo conocido, de sus combinaciones y fusiones. Si aprendes a comer como es debido aprendes a socializar, a respetar, a abrir tu mente a lo desconocido, a ser curiosa y a darle a tu cuerpo placer sin tanto remilgo.
Ojalá pueda enseñarle a mi hija todo eso, ojalá se lleve un bocado a la boca de todo lo mejor de este mundo. Ojalá se siente con sus amigos a disfrutar de un buen vino y sepa llamarlos a todos por su nombre. Ojalá sepa distinguir la buena de la mala cocina.
Como Lucia es venezolana espero que disfrute tanto como yo, de una arepa de carne mechada, las caraotas refritas, el asado negro y las hallacas de su abuela, una polvorosa de pollo, una cachapa con queso de mano y un pescadito frito frente al mar.
Por ahora chupa y chuoa su puñito, las mangas de su ropita, la cobija, su teta y el teterito. Ya veremos qué pasa en apenas un par de años. Qué tarea la que tengo por delante.

3 comentarios:

Maru Aveledo dijo...

Pues que gusto me da conocer a Lucia y que alegria que vuelvas a escribir. Soy seguidora de tu blog y desde hace muchisimo que no te veía por estos lares de la blogosfera.

Coincido en que comer nos abre a nuevas experiencias, nos enseña de nuevas culturas y nos hace mas sabios. A mi no deja de sorprenderme la gente que solo come la comida que prepara su mamá. Sé de un compañero de trabajo que al ser enviado a China a un curso de mes y medio, llevó en su maleta 20 paquetes de harina pan y un tostiarepa. Tuvo que regresar a la semana de estar allí ya que no se acostumbró nunca a la comida local, dejó sin luz a toda el ala del hotel donde se encontraba su habitacion de tanto enchufar y desenchufar el tostiarepa -alla la energía es de 220- y ni si quiera se despidió de sus compañeros de curso!!. Yo adoro las arepas, pero 20 kilos ¡es como mucho!!

Estoy segura de que tu preciosa beba saldrá como su mamá: amante de la buena comida.

un saludo

Lena yau dijo...

Ay, Zinnia...si ahora lo estás pasando bien, cuando la veas cómo comienza a incorporar alimentos, a degustar, a apreciar, a aplaudir, a`poner caritas...jajajajaja...te lo vas a pasar pipa!!!!

Mi Pez tiene 6 años y es muy buen comedor...podría hablar horas del tema!

Verás que siempre será una fiesta entre tu peque y tú!

Un abrazo muy grande, un besito a tu ricura de niña...mil gracias por la lectura y por el comentario!

Nos seguimos leyendo!

Rubén Cárcamo Bourgade dijo...

Bueno: tendrá que ser de tal palo tal astilla sólo cuéntale cuando sea grande adolescente, que fue alimentada con leche de estrellas como la Vía Láctea al menos yo así comencé a soñar,...pensando en cómo saciar el hambre; con sueños.

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