viernes, 28 de diciembre de 2007

La parrilla uruguaya


Es raro escribir un post sobre una parrilla uruguaya en pleno diciembre cuando se han comido todos los manjares navideños y no navideños posibles en apenas 15 días de faena gastronómica intensiva.
Pero justo para aquellos que quieran huir muy lejos del forzoso plato navideño de estos días les voy a recomendar Pozo Suruapo, un restaurante-posada campestre ubicado en el camino a San José de los Altos en el que tuve la suerte de comer hace unos días.
El menú es una fusión venezolana-uruguaya que sus dueños sirven con tanto cariño y dedicación que ojalá se repitiera más a menudo.

Comienzan sirviendo cachapitas con queso telita aliñado al pesto. Se sigue con arepitas de maíz y plátano verde, acompañadas de cremas caseras de berenjenas asadas, salsa de culantro silvestre, mayonesa casera de ajo, chimichurri uruguayo, salsa picante y pan integral casero de ajo porro o granola, hecho al momento.

Le siguen unos chorizos de ajo sobre lecho de rúgula, morcillas con salsa de parchita (buenísimo el toque dulce) y pollo a la parrilla con salsa de naranja (mejor aún).
La parrilla se acompaña con ensalada de tomate y rugula. La carne es solomo de cuerito tierno de novillo, que se puede acompañar con las salsas antes mencionadas.

En este punto yo sentía que explotaba sin embargo llegué hasta el final.

El menú incluye los postres; a nosotros nos sirvieron un combito de quesillo casero, arroz con leche y cabello de angel.

El lugar requiere reservación y no abren todos los días así que no se arriesgue para allá sin llamar. Aquí les dejo el sitio web donde están todos los detalles del asunto.

Pozo Suruapo


PD1: Este lugar me lo recomendó hace tieeempo mi amiga periodista gourmet Vanessa Rolfini. Gracias Vanessa.
PD2: No es que las hallacas de mi madre no sean las mejores, es que no están a la venta y por tanto no puedo incluirlas en la lista de las maravillas que he probado últimamente.

sábado, 1 de diciembre de 2007

El pastelito y el viaje sin escalas a los andes



Para comenzar con este diario que tengo tanto tiempo deseando hacer tenía que comenzar con un homenaje a mis orígenes y los sabores que alimentaron mi infancia.
Mi mamá es del estado Trujillo y fue en Valera donde aprendí a caminar, a comer, a manejar y es un lugar donde tengo tantos afectos que es parte de mi gentilicio: caraqueño-trujillana pues.
Por lo que en Caracas tengo dos lugares favoritos para alcanzar (dentro de lo que se puede) esos sabores que me traen tan gratos recuerdos de la infancia y que son junto con la Panaderia Torbes de la Avenida Baralt un viaje inmediato y sin escalas a mis vacaciones trujillanas.

El sitio que hoy recomiendo se llama Mi terruño andino y es una casita en Los chaguaramos que vende pastelitos andinos rellenos de carne y arroz, de queso, champiñones y otras delicias (no son identicos y maravillosos como los del mercado de Mérida pero son lo más cercano que conozco).
Los desayunos criollos son bastante completos (incluyen dos arepas) y las caraotas son el más puro estilo andino.


Sirven desayunos y almuerzos de lunes a sábado hasta las 2PM y tiene como unas 10 mesas.
La casa tiene rejas beige y queda en la calle Sanoja con la Avenida El Estadio de Los Chaguaramos. No tiene cartelito afuera pero puede ver las mesas y el movimiento desde la calle.


El otro viaje gastronómico a Trujillo lo hago en El Hornito andino, pero ese merece un post aparte.

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