sábado, 26 de abril de 2008

La Factoría del Enano













Este es un descubrimiento reciente. He ido unas 3 veces pero nunca me han defraudado, por el contrario, cada vez me gusta más.
Enumero lo que me gusta:
1) La comida, por supuesto. Condumios eklecticos llaman ellos a una carta muy variada con sorpresas como la ensalada de mango pintón, ensalada griega con queso larense y el pescado frito como en la playa. Las sopas son un disfrute (Sirven mondongo los sábados y aqui pueden ver que hasta Mute Santefereño. Vanessa Rolfini cuenta los detalles)



2) El servicio. No sólo El Enano recibe a sus comensales simpático y muerto de la risa sino los mesoneros y todo el mundo es muy amable en este lugar. Se les agradece.

3) El ambiente. Sencillo y con unos ventanales por donde pasa una brisita fresca logran que uno se siente como en casa. Fui un viernes y hasta una copita de sangría me regalaron.






La Factoria del Enano queda en la Calle Newton, Edificio San Pedro (subiendo por la calle a la derecha de la Alcaldía de Baruta, Frente a Quick Press)

Horario:
Almuerzo Lunes a Viernes 12:00m- 3:00PM
Sábados 12m - 4:30 PM
(noches con eventos especiales)

lunes, 21 de abril de 2008

Un menú con sabor a papelón


Por los lados de La Candelaria rodeados de los maravillosos sabores de España y el particular fenómeno de la inmigración gallega que se reúne en sus calles hay dos restaurantes que apuestan por la gastronomía venezolana y lo hacen por todo lo alto: La guayaba verde y La Cocina de Francy.
En esta ocasión voy a hablarles de La Cocina de Francy porque el sábado estuve ahí para probar (o volver a probar y comprobar porqué me gusta tanto) el pelao´guayanés.


Me encanta ese asopado semi dulzón y picante a la vez, que sirven muy generosamente en este lugar y que además completé con unos buñuelos extraordinarios.
El pelao´guayanés llegó a Venezuela proveniente de Trinidad, según dice el libro Cocinar a la Venezolana y además sostienen que el verdadero orígen está en la cocina hindú. Eso explicaría bastante el mestizaje que se reúne en este plato.

Mi hermana por su parte pidió una crema de apio y finas hierbas deliciosa. (Resulta muy difícil escoger entre la crema de caraota con queso de cabra, la crema de auyama con esencia de mandarina, el sancocho y bueno... el asopado guayanés del que ya les hablé).

Cada vez que visito esa esquina pedimos el trio de arepitas para picar con nata criolla: la tradicional de maíz, la andina de trigo o la menos conocida de plátano.
Pero el sábado no había plátano así que pedimos buñuelos: rellenos de queso y con sirope de papelón. Sólo miren la foto...


En fin, en la carta hay sabores venezolanos de cada rincón y para todos los gustos. ¿Quiere escapar del bullicio y el olor a cervecita mezclada con jamón curado de las tascas de La Candelaria?
Este es el lugar.


Cocina de Francy
Esquina de Tracabordo
La Candelaria.
Subiendo hacia el norte, por la estación del metro de Parque Carabobo, en la esquina donde se encuentra el Banco Caroní.
Para comunicarse con el restaurante:
Teléfono:(212) 576.9849/6819

martes, 8 de abril de 2008

Nostalgia espesa y muy azucarada



En esta ciudad son pocos los lugares que se mantienen intactos a lo largo de los años. El paisaje de Caracas parece cambiar todos los días y el paisaje gastronómico tambien. Abren y cierran lugares todos los dias pero afortunadamente están los clásicos a los que uno puede volver cuando quiere recuperar sabores o ir a lo seguro.
Para mi, uno de esos lugares es El Cubanito, una sencilla lunchería de larga data ubicada entre la Av. Roosevelt y la Av Victoria a la que tengo ya 15 años visitando.
Muy cerca del que fue mi liceo y "pateadero de chivo" de la adolescencia ( ya no sé cuántas veces me he sentado en esas sillas de pantry a tomarme un jugo de fresa) sigue ahí intacto con sus diez mesitas y sus sandwhiches de pernil.
Con los años he dejado de visitarlo sobretodo por el remordimiento que me causa lo dulce -casi mermelada- de ese jugo de fresa. Sin embargo, a veces vamos (con el mismo grupo de amigas de hace 15 años) felices a comernos una hamburguesa con queso con su respectivo y muy espeso juguito.
Todo cambia, el liceo, la calle, la ciudad, los amigos... menos el juguito de fresa de El Cubanito. Afortunadamente

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