martes, 30 de marzo de 2010

Tradiciones culinarias en extinción



Mientras escribo esta nota degusto un sabroso arroz con leche que mi madre acaba de preparar en este miércoles santo para rendirle un homenaje a una tradición que sus tías mantuvieron por muchos años y que ya, prácticamente, ha desaparecido.
Y es que he estado preguntandole - desde que leí el pasado domingo un artículo en el diario El Nacional sobre las extintas tradiciones culinarias de la Semana Santa venezolana- a qué sabían esos días allá en su tierra: Valera, Estado Trujillo y en la de mi papá: El Tigre, Estado Anzoátegui.
La semana santa en la casa de mi mamá quien como ya dije es trujillana y de una muy católica y numerosa familia- era un acontecimiento culinario que se preparaba con tiempo y mucha dedicación.
Pan amasado en casa, sopa de garbanzo, pescado seco, macarronada, ensaladas y carabinas envueltas en hoja de piñuela eran algunos de los platos típicos de la Semana Santa. Sin embargo, son los postres los que más añora mi madre de ese festejo: arroz con leche, arroz con coco, cabello de ángel, dulces de lechoza con piña, higos en almíbar, buñuelos, manjar y majarete.
La cocina se cerraba jueves y viernes santos y todo eso se preparaba con anticipación.
Considerando que eran aproximadamente 13 bocas para alimentar, esa comilona de la semana santa era toda una fiesta que significaba mucho trabajo.
Por el lado de mi familia oriental si conservo fresquito el recuerdo de un plato que ya es una tradición en vías de extinción (afortunadamente): el pastel de morrocoy.
Era una niña cuando lo probé y no tengo memoria de si me gustó o no en ese momento. Creo que ni me enteré. Tomé conciencia de esa receta años después cuando tuve en mi casa dos morrocoyitas que quise mucho y que imposibilitaron que volviera a probar aquello.
Actualmente está prohibido la caza del morrocoy y mi abuela me dice que en las carreteras los GN detienen a los que cargan un animal de esa especie. El plato fue suplantado por el cuajado de pescado que mi abuela prepara para estos días y que siempre para mi será un sabor vinculado a la semana santa.
Supongo puedo aprender a preparar ese fabuloso cuajado, al menos el arroz con leche o el majarete para que en la mesa de mi hija sobreviva un poco de esa tradición culinaria que para mi familia (tanto la gocha como la oriental) significó y significa respetar y celebrar en la mesa nuestra fe.
Son platos los que desaparecen pero son también ritos, memorias y cultura. Sirva esta notica por lo menos de inventario de esas sabores que alguna vez tuvo la Semana Santa venezolana.

sábado, 20 de marzo de 2010

Un café francés en La Carlota


En plena avenida principal de La Carlota hace poco más de un mes (09 de febrero 2010) abrió sus puertas un café francés que -para deleite de vecinos y transeúntes- ofrece crepes dulces y saladas, quiches, tartines y otras delicias típicas de La France en un breve refugio para 25 comensales.

El café Noisette es una cápsula de tiempo y espacio que parece trasladarnos en cuestión de minutos a Paris. Todo contribuye a que así sea: la decoración con ilustraciones alegóricas a la gastronomía, lámparas e imágenes de la Belle Epoque, la música que suena, el barista con su marcado acento francés y por supuesto la carta que va desde la más simple crepe sucrée hasta una tabla de charcutería que incluye paté, salchichón y rillettes.
El lugar cuenta con dos personajes decididos a hacer de su experiencia un negocio. Marc Manceau, quien desde hace 10 años vive en Venezuela y es ampliamente conocido por su negocio de crepes a domicilio (Un, dos, crepes) y Francois Roux quien ha trabajado atendiendo cafés similares en varias partes del mundo.
Hasta ahora La Carlota ha tenido la impronta de la comunidad italiana que allí habita. El Ristorante Il vesuvio, Lucky Luciano´s, la pizzeria Da Luciano, el cafe Vomero son algunas de sus famosas referencias gastronómicas.

Sin embargo, este cafecito parece tener público para rato. La oferta es para disfrutar con calma de un delicioso desayuno (una crepe de jamón y queso y un bowl de frutas por ejemplo) o una deliciosa crepe salada como la que tuve la suerte de probar: 3 fromages (queso brie, cabra y gouda) acompañada de una ensaladita aderezada con una vinagreta típica francesa ¡que me encantó!.
También probé una quiche de ajoporro con queso emmental que la recomiendo ampliamente.

Y para aquellos que quieran probar sabores franceses auténticos también tienen el Paté de Campagne y las rillettes (patés artesanales elaborados especialmente para el lugar).
Los precios son bastante accesibles (por ahora). El promedio por persona es de 70Bs.

Abierto de 7:00 AM a 7:00 PM de Lunes a Viernes
Sábados de 9:30AM a 7:00 PM















Otras crepes que pueden conseguir en la carta:

Crepe Chevre frais (Crepe de queso de cabra fresca con ensalada y vinagreta)
Crepe Chevre-noix (Crepe de queso de cabra y nueces con ensalada y vinagreta)
Crepe poulet (Crepe de pollo con mermelada de cebolla)
Crepe mais-telita (Crepe de maíz con queso telita)
Crepe con crema de ajoporro y queso gouda

lunes, 15 de marzo de 2010

Mi columna en Reporte 360










Desde hoy mis notas, comentarios, sugerencias, inquietudes y otros temas relacionados a la gastronomía se podrán leer en el portal informativo Reporte 360.
Agradezco mucho la invitación del editor y espero que esta tribuna sirva para compartir datos con muchos comensales, lograr nuevos lectores, interactuar, aprender y sobretodo asumir este pasatiempo con mayor seriedad.
¡Bienvenidos todos a este diario abierto!

miércoles, 10 de marzo de 2010

El desayuno caraqueño



La figura del desayuno al estilo Hollywood con personas frescas y recién bañadas que vestidos de blanco se sientan ante una mesa a tomar tostadas con mermelada, un café y jugo de naranja (el popular american breakfast) no se acerca ni un poco a lo que es el típico desayuno caraqueño.
Si tuviéramos que reflejarla en una escena de película, la primera comida del caraqueño promedio seguro sería de pie ante un mostrador, con un pie en el lugar y otro que quiere salir corriendo, en un contexto muy ruidoso y lleno de gente y con unos alimentos bastante más contundentes que una tostada con mermelada.
¿Qué comerían nuestros personajes? ¿Una empanada de queso?¿un cachito de jamón?¿una arepa bien resuelta?
Sentarse a la mesa con calma a comerse una arepa en familia se ha convertido en una rutina dominguera que disfrutamos con calma el único día que se puede... el resto de la semana corremos con el cafecito todavía en la mano, nos detenemos cinco minutos en la panadería, en una cavita, en un puestico y a seguir el ritmo apresurado de la mañana que luego se corona con una comida precalentada en microondas al mediodía.
Sin embargo, esa rutina del desayuno caraqueño se encuentra en muchas ocasiones con tesoros gastronómicos que disfrutamos así sea fugazmente.
Pregunté hace unos días a través de mis redes sociales cuáles eran las mejores empanadas de Caracas y los resultados fueron tan diversos como las rutas de mis amigos: las empanadas circulares que venden en el Unicentro El Marqués desde hace 40 años en Mi Juguito, las del Cediaz en chacaíto, las empanadas operadas del rincón zuliano en Los chaguaramos, las que venden frente a la plaza Los Ilustres en la comunidad de Droz Blanco, las de La ollita en Plaza Las Américas y luego están unas que solo se venden los domingos: las del Café Arábica en Los Palos Grandes.
En el interior de Venezuela hay otras empanadas relacionadas a nuestras vacaciones que son parada obligada: las de El palito llegando a Puerto Cabello, las de terminal de ferrys en Puerto La Cruz y las del señor Pedro en la vía al aeropuerto de Higuerote son algunas de mis favoritas.
Aquella famosa "ruta de la empanada" gubernamental se quedó en buenas intenciones y aceite frío, pero afortunadamente los caraqueños tenemos nuestra propia ruta. ¿Cuál es la tuya?

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