Comienzo diciendo mi opinión del Salón Internacional de Gastronomía (SIG) sin irme por las ramas: se supera cada año y esta edición en particular la disfruté muchísimo a pesar de mis limitaciones de tiempo.
Compartir el placer de comer y beber con amigos, descubrir tesoros culinarios, probar, degustar, aprender siempre algo más sobre vinos, destilados, aceites, quesos o lo que sea que atrape nuestro interés, es realmente un lujo que nos damos los caraqueños anualmente.
Yo disfruto mucho descubrir esos sabores que todavía se presentan en etapa artesanal y que cada año van evolucionando. Compartir el trabajo de gente que apuesta por su ponche, sus tomates secos, sus quesos, su vinagreta... para mi el SIG es el lugar adecuado para hacer trabajo de campo, para recibir feedback de gente que le gusta, que sabe y que se interesa porque en el mercado venezolano tengamos cada vez mejores propuestas gastronómicas.
Siempre me detengo en los stands más pequeños porque siempre guardan sorpresas. Este año la lisa ahumada de Tamara Rodríguez acompañada por un espectacular albarinho fue la mejor combinación posible. Esos Sabores de Paria invitan a salir corriendo a Río Caribe a probar las maravillas de sus fogones.
Los quesos de cabra de Turgua (todavía sin empaque y sin las bondades del mercadeo pero con calidad de exportación) me fascinaron, las vinagretas de Entremeses, los blend de tés de la gente de Kepén, la cerveza Destilo y los quesitos de Bufalinda... buenísimos todos.
Catas espectaculares, clases magistrales como la del tenedor de Oro, Francisco Abenante, a quien felicito por su sencillez y capacidades pedagógicas.
Este año aprendí un poco más sobre el pisco y eso lo pienso compartir más adelante cuando escriba sobre mi charla con
Johnny Schuler autor de Pasión por el Pisco. Rutas y sabores.
Gracias a los organizadores del SIG, a los que atendieron a la prensa y a todos los involucrados.
Hasta el próximo año.!
No hay comentarios:
Publicar un comentario